Está ruta, a pesar de parecer una novedad, se realizaba hace una infinidad de años.
Es curiosamente la única de las rutas que no acaba en Santiago, sino que parte precisamente de ahí.
Historicamente, muchos peregrinos, al llegar a Santiago y visitar al Santo Apostol, decidían ir hasta el Fin de la Tierra siguiendo (comovvenían haciendo hasta Santiago) la Via Lactea.

Santiago y Fisterra además estaban unidas historicamente por que en Dugium (Fisterra) estaba un importante legado romano, al que pedian permiso para enterrar el Apóstol en Compostela. Pero fueron encerrados y posteriormente lograron escapar. Dice la leyenda que cuando estuvieron a punto de ser atrapados en su huida, un puente de piedra se derrumbo a su paso impidiendo que los romanos los atrapasen.

Por otro lado, la Virxen da Barca de Muxía (Virgen de la Barca), según cuenta la leyenda, había llegado hasta Muxía en una barca de piedra para animar a Santiago en su predicación por las tierras de Galicia. De ahí la vinculación con santiago.

Fisterra (Finisterre)

Los peregrinos se dirigen a Fisterra para llegar al cabo, y en un punto junto al faro, observar una de las puestas de sol más mágicas y místicas del mundo. Además se suelen realizar ofrendas y rituales como quemar alguna prenda con la que se haya realizado el camino, como las botas u otra prenda. (hay que tenr mucho cuidado si lo haces pues puedes provocar incendios en el cabo, como ha sucedido en muchas ocasiones, por ello empieza a prohibirse esta practica ancestral). Además, existe una iglesia de tradicción jacobea en la carrtera que lleva al faro, en honor al Santo Cristo de Fisterra.

Muxia

Algunos peregrinos eligen acabar su camino en Muxía, junto a la Virgen de la Barca, un lugar con apariciones marianas y donde se producen milagros.