La maldición y elemento más temido por los peregrinos, estás son las ampollas. Si nunca las has sufrido, prepárate pues incluso teniendo las mayores precauciones del mundo, pueden aparecer, y pueden amargarte alguna etapa o el camino al completo, y en el peor de los casos, obligarte a abandonar. De todas formas se trata de algo leve pero molesto.

Evitarlas es difícil, pero suelen aparecer en las primeras etapas, mientras no nos habituemos o hagamos "callo".
Pero para intentar evitarlas debemos tener un calzado cómodo y adaptado (por eso es importante haber entrando con el antes de llegar), no tener dobleces en los calcetines, sacar cualquier elemento extraño que se nos meta en la bota (piedra, palitos...), si notamos una rozadura protegerla con una tirita o similar (existen productos en farmacia para ello), no debemos andar con los pies humedos o mojados...

Si apareciesen, podremos pincharla (en la piel, no en carne) con una aguja hipodérmica esterilizada, y si es grande y tiene mucho líquido dentro, dejar un hilo dentro para que drene, que sobresalga un par de centimetros. Además siempre debemos realizar curas con alcohol y desinfectantes. Posteriormente, una vez seca, debemos ponernos una tirita y no retirar la piel levantada o seca, nos servirá de protección.

Un remedio casero y muy útil es en sumergir los pies en agua tibia con mucha sal y un chorro de vinegre, y dejar los pies reposar un tiempo ahí, además de limpiar y desinfectar, ayudará a recuperar la piel y ablandar las rozaduras.

Evidentemente, si es grave o se infecta, acudir a un doctor o centro médico cercano.

Siempre que realicemos alguna actividad deportiva, debemos tener cuidado con la hidratación, es importantísimo y muchas veces no somos conscientes y no nos hidratamos lo suficiente.

Una deshidratación puede provocarnos mareos, dolores de cabeza, mala visión, desfallecimientos e incluso la muerte. Pero no solo eso, es que puede provocar lesiones musculares y en los tendones, por falta de líquido y refrigeración.

Las tendinitis son lesiones que pueden ir de leves a graves en nuestro tendones, muchos de quienes las sufren posiblemente deban abandonar el camino.
Deben tratarse con cremas antiinflamatorias o incluso medicinas.

Lás más comunes son las del tendón peroneo y las del talón de Aquiles.

Las causas son variables y las principales son: andar irregularmente o pisar mal por algun problema, mala forma física (y entrenamiento), agotamiento, deshidratación, accidente al caminar que nos obligó a dar un mal paso, calzado inadecuado, mal equilibrada la mochila en nuestra espalda....

Las quemaduras del sol son molestas y muy peligrosas, muchos peregrinos suelen obviar el poder del sol, incluso en días nublados o con nieblas.
Es muy importante llevar protección solar adecuada y usarla, y por supuesto llevar gorras o similares. Incluso, si hace sol y aún no habíamos preparado nuestra piel, tapar la piel corporal e irla destapando paulatinamente para que se vaya adecuando.

Y por supuesto, deberíamos estar al sol en las horas centrales del día.

Es interesante llevar un repelente de insectos sobre todo en verano, que es cuando más proliferan y pueden ser muy molestos.

Existen además en el mercado productos para picaduras de avispas, moscas,... que nos harán más llevadero el proceso si sufrimos picaduras.

Es de perogrullo llevar medicinas en caso de tener alergía a insectos como las abejas, lo suficientemente útiles para poder llegar a un centro medico o que las asistencias lleguen a ti, piensa que en algunos puntos del camino pueden ser remotos o tardar bastante las asistencias.

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